viernes, 22 de junio de 2012

Contacto

Ella nunca lo había soñado, pero dejarse abrazar por el viento es una tentación a la que no puede resistirse cuando el mundo da vueltas y la alegría le recorre todo el cuerpo, cuando la sonrisa se convierte en vestido y no importa ninguna otra dimensión, ese instante es sólo suyo.

Y sintió que perdía toda sus fuerzas, que debía soltarlo todo, que no había en ella nada que la detuviera para abandonar cada una de las piedras que cargaba. Se convirtió entonces en la libertad que recorre alas e ilusiones, respiró profundo y se sintió confortada como nunca, supo que su corazón latía con gran fuerza y que no estaba sola, que muy cerquita un corazón más grande era el que le permitía volar.

Cada célula de su cuerpo se volvió sonrisa y sin pensarlo mucho se abstrajo del mundo, flotó segura de que volar con fuerza propia no es tan enriquecedor como hacerlo en los brazos de un alma noble. Escuchó ambas risas y a lo lejos el sonido de la realidad, no pudo evitar sentir tristeza por la ruptura del mágico vibrar y decidió darlo por terminado mientras la duda y la resistencia escapaban en un grito empapado de incertidumbre.

Gritos a lo lejos y otros muy adentro, los últimos retumban en la mirada que se apartó ayer, la contempló de frente y le suplicó esperanza, pero al instante no pudo regalarle más que una caricia y el juego de sus dedos en la triste y juvenil cabellera. Ante la devastada petición pudo responder también con el canto de un pájaro alegre que al tiempo que picotea la naranja quisiera llevarle a conocer el cielo azul turquí, como sus ojos llenos de lágrimas; ella quisiera detener el tiempo para él, hacer que su dolor fuera menos y que aprendiera a confiar, cómo si lo han lastimado tanto..

Más tarde otro grito se hizo presente, ése que envuelve la risa nerviosa, ansiosa, desinhibida y con un dejo de felicidad, el que resultó de tantos meses juntas, de corazones hermanados, entonces ella sintió que la paz le recorría el alma frente a la ternura encarnada y a cada una le dio un beso esperando que aprendiera a volar.

Se ha roto la burbuja, es tiempo de volver a andar, ella saldrá con las manos vacías pero el corazón atiborrado de sonrisas y suspiros, de palabras y ocurrencias, de nostalgia y esperanza, porque ahí, en lo que para muchos parece prisión, sucedió un milagro cada instante, las almas hicieron contacto y quedaron sembradas semillas de gigante.

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