lunes, 27 de febrero de 2012

Feliz vicio

Sonreírte de noche, sonreírle a la vida, llenar de color mis manos y darles vuelo en la tímida risa de una vida incipiente que se emociona al saberse llena de talento. Así empezó mi semana.

Y siguió volviendo música una caricia, que no pudo huir a la realidad impregnada más allá del aire, más acá de la distancia.

Regalar las noches se ha vuelto un vicio que da sentido a las madrugadas que conducen a cajones de cristal y frescura atiborrados de manos que quieren ser tomadas y miradas que exigen devolverles la vida que derrochan.

Y aunque sigo buscándole adjetivo a esta sensación me parece que el sentimiento va más allá de la furtiva alegría, el orgullo o la esperanza. Es una mezcla de sentido y plenitud en camino, es una gotita de agua fresca que basta para entregar un día más. Así empezó mi semana, mañana tendré más de noventa razones ajenas para seguir sonriendo y suficientes propias para mantenerme en el juego de vivir, en el sueño de ser feliz…

lunes, 6 de febrero de 2012

Caprichos..

De vivir y morir, de seguir soñando, de respirar despacio, de lograr que se detenga el corazón por un instante y entonces hacer que valga la pena abrir los ojos una vez más.

Capricho de entender qué sucede cuando una flor se abre y toma las formas más ingeniosas para conjugar en su movimiento el misterio de la vida y de la muerte, de la madurez y la belleza, de la amplitud y la inmensidad de matices.

Porque quise acompañarlas, pero tomaron su propio camino y me mantuve cerquita observando el recorrido de cada pétalo, el movimiento de las frágiles alas que en vez de hacerlas volar las acercaban más al suelo y al mismo tiempo a la luz. Qué ironía, que hermoso juego es éste, que dulce consuelo el de saber la ambivalencia, que fuerza interior la de convertirla en vida intensa.

Junto a este capricho de vivir jugando a ser felices, empeñándome por serlo de verdad, he tenido que valorar a los rayitos que calientan mis mañanas, sus inquietos corazones, sus impetuosas libertades que luchan por apropiarse de sí mismas. Y no he podido hacer otra cosa distinta a reír y llorar, porque irremediablemente son especialistas en robarme una y mil sonrisas, porque irresistiblemente se aferran a un rincón que se ha vuelto sólo suyo, donde descansa el dolor que en veces cargan sus ojos.

Porque es justo dedicarle un espacio a las oportunidades, conocerlas, revisarlas, disfrutarlas, evaluarlas, tomarlas o dejarlas.

Y más aún a mis flores, a mis estrellas y a mi sol. Las primeras hacen gala de su belleza, llenan de alegría los momentos cotidianos y me regalan colores, se empeñan en purificar el aire que respiro y aunque se marchitan como parte del tiempo, tengo la certeza de volver a verlas en todo su esplendor, sé que acompañan mis ciclos como yo los suyos y encuentro en los detalles de su vida, hermosas pinceladas que acaban con la monotonía. ¿Las estrellas? Ellas alumbran mis noches oscuras, están pendientes de mis sueños y anhelos, a veces discretas a distancia me extrañan como yo a ellas, dan forma a las ilusiones y las materializan en un cielo también caprichoso que por las noches se inunda de un azul enigmático y profundo.

A una estrella quiero regalarle este momento, a ésa que hace poco descubrí, brilla pero tiene miedo y yo lo comparto con ella; sin embargo, no puede negar su origen luminoso y quiero que permanezca en mi firmamento, tiene un resplandor poco habitual, es exigente y arriesgada, apacible pero jamás pasiva, a ella que en su nombre encierra su destino a ser amada, que igualmente ama y se entrega al punto de dar la vida por ese destellito al que le ha compartido su luz.

Mi sol, mezcla de historias, ése que me regaló la luz, hoy precisamente me abraza aunque en el cielo parezca ausente, es que es mío, lo digo sin prepotencia, me abraza con benevolencia, lo acaricio con delicadeza y de vez en cuando lo añoro con un dejo de tristeza.

Caprichos, deseos insatisfechos o quizá tan bien hechos que me resisto a renunciar, ¿será que me he empeñado en volver cada uno realidad total? Y es que aún no contemplo dejar de soñar, aunque disfruto caminar quiero aprender a volar..