lunes, 28 de noviembre de 2011

VALE la pena

Vale la pena por esa sonrisa que es una constante para ellos, por la mirada que voltea a verlos a pesar de que se sienten o quieren sentirse invisibles.. vale la pena porque los detalles dejan en ellos más que las clases enteras, porque las soledades se comparten y la vida se multiplica.. vale la pena porque nos hace más humanos al asumir nuestra humanidad limitada y la suya ardiente por crecer y que nos hace seguir creciendo..

Vale la pena porque es un camino de constancia no de velocidad, donde la meta no es lo más importante, sino el trayecto con sus matices.. vale la pena porque somos muchos los que nos levantamos temprano para estar siempre para ellos, pero a la vez hay muchos que se levantan para cubrir un horario y los que queremos realmente trabajar en educación debemos redoblar esfuerzos..

Vale la pena porque son personitas en construcción, como nosotros.. porque "para educar a un niño hay que amarlo" y amar duele, y amar impera entregarse y comprometerse.. porque es un constante intercambio de palabras y silencios llenos de vida, porque así como nosotros valoramos hasta tiempo después (al estar del otro lado del salón) todo lo que nuestros maestros hicieron, ellos tendrán la oportunidad de ponerse de frente a la vida y vivirla con lo que han recibido de tantas personas que pasamos por su vida por instante.

Vale la pena porque refuerza la congruencia de vivir en serio, libremente, buscando que ellos, tan chiquitos dejen de sobrevivir y empiecen a tomar su vida con las dos manos.. porque es más que romanticismo, es la realidad diaria de contribuir con nuestro país, como lo han hecho los héroes y lo hacen tantos anónimos que a pesar del miedo, las derrotas y el cansancio, han visto, escuchado, sentido, saboreado o simplemente respirado la mirada transformada de alguien que pudimos nunca conocer pero que está en nuestro camino y nosotros en el suyo.. pero es cuestión de mucha paciencia, para esperar ese hermoso momento y aún más coraje, para aprehenderlo y disfrutarlo.. con todos sus matices, con todos sus contrastes, que hacen de la luz un hilo delgadito, fino finito, pero en medio de la oscuridad mucho más radiante..


y vale la pena, porque así te conocí y aprendo de ti y contigo..

jueves, 24 de noviembre de 2011

A pesar del Diazepam

Hace tiempo que me sentía distinta, aparentemente bien, tranquila, estable. La ansiedad había disminuido y estaba haciendo cosas que me hacían feliz, pero por alguna razón había un hueco grande que no lograba llenar.

Quise tomarla con las manos y sentirla pero se esfumaba cuando apenas iniciaba el contacto con mi piel; intenté fotografiarla pero no me atreví a exponerla a una ruptura o inhibición.

Hacía tiempo que no me permitía verla, la distancia de la vida cotidiana nos había alejado aunque algunas noches nos reunía la nostalgia, de vez en cuando se apropiaba del estrés que genera el tránsito vehicular entre las dos y las tres de la tarde. Sin embargo, no la encontraba ya como refugio ni ella a mí como escaparate.

En una sencilla palabra hizo saltar mi corazón y brillaron mis ojos, entonces respondí y la encontré. La memoria revivió aquella duda lejana de sumergir cada aliento en ella, ¿será tarde? ¿qué lugar se merece? ¿qué podemos regalarnos mutuamente?

Y junto al romántico callejón pusimos el punto de reunión; cual brisa fresca rozó mi piel, que inicialmente se negó a la seducción y con los ojos bien abiertos la buscaba pero no podía verla con claridad, fue saltando de rincón en rincón y logró inundar hasta el espacio que guardaba entre mis labios y me dejé llevar. Sentí ese abrazo que faltaba y su esencia se empeñó en recorrer cada centímetro de mi piel, entró y no pude hacer más, la decisión estaba tomada.

Han querido interponerse, la enfermedad, el tiempo, el poder, el cansancio, incluso veladamente el Diazepam. Han buscado apagar las caricias y reducirlas a una sonrisa sincera pero insuficiente. Hace unos días la vida exigía una lágrima de euforia, una meta proponía más que escalofríos, la impaciencia reclamaba su lugar. Hoy una voz aguda añoró una carcajada, fue entonces cuando la consciencia intentó valorar quién podría devolver a cada cual lo suyo con aquellos obstáculos.

Y fue sólo ella, que sutil y natural abrió la puerta y se volcó una vez más en el aire, sin importarle el tiempo se mezcló con todo lo que encontró a su paso y en su camino dio color a esa fotografía pendiente, que espera un haz de luz travieso, que se construye de mucho más que letras y notas…