lunes, 27 de febrero de 2012

Feliz vicio

Sonreírte de noche, sonreírle a la vida, llenar de color mis manos y darles vuelo en la tímida risa de una vida incipiente que se emociona al saberse llena de talento. Así empezó mi semana.

Y siguió volviendo música una caricia, que no pudo huir a la realidad impregnada más allá del aire, más acá de la distancia.

Regalar las noches se ha vuelto un vicio que da sentido a las madrugadas que conducen a cajones de cristal y frescura atiborrados de manos que quieren ser tomadas y miradas que exigen devolverles la vida que derrochan.

Y aunque sigo buscándole adjetivo a esta sensación me parece que el sentimiento va más allá de la furtiva alegría, el orgullo o la esperanza. Es una mezcla de sentido y plenitud en camino, es una gotita de agua fresca que basta para entregar un día más. Así empezó mi semana, mañana tendré más de noventa razones ajenas para seguir sonriendo y suficientes propias para mantenerme en el juego de vivir, en el sueño de ser feliz…

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